jueves, 9 de julio de 2009

La irreverencia, el humor negro y el escandalo me han traído hasta aquí

Conversación con el Poeta Jotamario Arbeláez

Por Gabriel Figueredo


Jotamario Arbeláez nació en Cali, Colombia, en 1940. Este poeta de la calle desertó de la educación formal antes de culminar el bachillerato. Años después recibirá un “Bachillerato Honoris Causa” Santa Librada College y además un Doctorado Honoris Causa por la universidad de Santiago de Cali.

Es cofundador de uno de los movimientos mayor trascendencia en el continente y el más importante de su país, el movimiento nadaísta. Su extensa obra es una muestra del poeta mordaz, irónico, que como el mismo dice, se mofa hasta de sí. Su primer libro, El profeta en su casa (1966) obtuvo el Premio Nacional de Poesía Oveja Negra y Golpe de Dados, con Mi reino por este mundo (1981). Además ha publicado: El libro rojo de rojas (1970), en colaboración con Elmo Valencia; la antología Doce poetas nadaístas de los últimos días (1986) y El espíritu erótico (1990), antología poética y pictórica realizada junto con Fernando Guinard. Ganó el Premio Nacional de Poesía Colcultura con La casa de la memoria en 1995. En 1999 ganó el Premio de Poesía del Instituto Distrital de Cultura con El cuerpo de ella. De este libro se hizo una edición bilingüe en París. En 2003, Editorial Aguilar publicó Nada es para siempre. Antimemorias de un nadaísta. Es columnista del periódico El Tiempo. Es ganador de la II Edición del Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora, con su libro “Paños menores”


El poeta sonríe y hace muecas mientras va leyendo sus poemas en el salón repleto de asientos rojos de la Cinemateca de San Felipe. Desde el público me hago cómplice de sus memorias. Cuando finalizó el recital me acerqué al poeta que sonreía y saludaba cordial. ¿Como vas?, me dijo. Muy bien maestro, le respondí mientras nos dábamos un apretón de manos. Así que como pude lo saque del circulo que lo rodeaba para conversar brevemente con él.

Gabriel Figueredo.- Por estos lados es muy conocido el movimiento nadaísta, y es por demás divertido recrearnos en historias que no sabemos si sean o no ciertas. Pero más allá de la ironía, se ve con respeto y mucha seriedad el planteamiento de fondo que lleva en sí esta vertiente literaria ¿Se podría decir que el movimiento nadaísta apuntaba más allá del hecho de la escritura?

Jotamario Arbeláez.- Mira, el movimiento nadaísta, que fue fundado en el año 1958, casi pudiéramos decir que en la prehistoria, pues tenemos un año más que la Revolución Cubana, cinco años mas que las FARC y seis mas que los Rolling Stones, pues en realidad ha sido un fenómeno insólito dentro de las letras latinoamericanas. Tiene usted razón al manifestar que fuimos mas allá del concepto literario, casi podría decirse que el movimiento nadaísta fue más que un movimiento literario fue un movimiento social. Por qué, porque lo asumimos jóvenes, mejor dicho éramos menores de edad de clase media baja y de provincia, no había una nadaísta de Bogotá, y nos propusimos deshipotecar el país de todas esas influencias clericales y académicas que lo tenía acogotado… crear una manifestación literaria, poética y artística en general a partir de los parámetros de la vanguardia, y naturalmente era vanguardia tardía, porque los movimientos de vanguardia europea habían surgido en los años 20, pero de todas maneras era necesario oxigenar el ambiente cultural de nuestra región mediante el escándalo, en realidad digamos que escándalo, la sorpresa, la irreverencia. Muy pronto nos dimos a conocer siendo muy jóvenes y llegamos a representar el país con mas importancia en el exterior sobre todo en las revistas de vanguardia de México, como “El zorro emplumado”, de buenos aires la revista “Excontemporaneos”, y tuvimos, digamos, repercusiones en otros países con movimientos paralelos, como sucedió en Venezuela con el grupo “El techo de la ballena”, uno de cuyo representante principal es Juan Calzadilla el homenajeado d en el VI Festival Mundial de Poesía.

GF.- Se comentan muchas historias sobre ustedes. ¿Qué tan cierto es eso que se comenta por ahí que algunos de ustedes entraron a una iglesia y tomaron parte de la indumentaria, algo así como una copa y luego se fueron a beber el vino y las ostias de la iglesia en un parque cercano a ella?.

JA.- No, no… era 1960 creo, el asalto a misión, construida (la iglesia) por unos curas españoles en la catedral metropolitana de Medellín, hacia la cual, a la misa de gallos o sea la misa de media noche, asistieron algunos de los nadaístas, seis de ellos que venían de una fiesta. Estaban prácticamente, como decimos nosotros, “tronados”; y dicen ellos que sobre todo era para escuchar los coros de música gregoriana. Pero a uno de ellos se le ocurrió invitar a los demás a comulgar. Como venían pasados de pepas y nectalina, seguramente no tenían saliva en la lengua, entonces no les pasaron las ostias. Uno la guardó en el pañuelo de la novia, otro en la camisa, pero a uno se le cayó y para que la gente no viera la tapó con el piecito, entonces algún sapo se dio cuenta y grito sacrilegio. Los persiguieron pues como en la edad media por todas las calles hasta capturarlos. Los pusieron en la cárcel. Y a uno de ellos, que era el poeta Darío Lemos, treinta años después le dio gangrena en un pie, prácticamente se le cayó, se le pudrió la patíca. Yo le pregunte, poeta ¿fue con esa patíca que usted pisó la ostia? Y el me dijo, si hermano, pero debe ser coincidencia porque no creo que las ostias sean tan infecciosas.

GF.- Usted, y algunos de su generación, son considerados referencias obligatorias de la literatura colombiana por las nuevas generaciones ¿Cómo ha sido para ustedes mantenerse en el tiempo como movimiento, con la responsabilidad que implica el hecho de ser una referencia para todas las generaciones que les han sucedido?

JA.- Tienes toda la razón, en realidad como este movimiento se creó como un movimiento experimental de vanguardia, pues eso por lo general no dura en el tiempo, el mismo techo de la ballena de Venezuela duró unos tres o cuatro años, claro la perpetuación de su obra se ha mantenido, pero digamos como cohesión si no se mantuvo. En nuestro caso siendo que Gonzalo Arango el fundador, que era también el aglutinante, desapareció hace treinta y tres años, fíjate que el año pasado cumplimos 50 y en realidad, con una mirada restrocpectiva, uno ve que esto es como una especie de ilusión, es un absurdo haber permanecido y haber tenido una influencia tan grande dentro de la juventud. La juventud de todas maneras siempre se manifiesta, por lo menos intrigada, sobre como eran los parámetros del nadaismo y porqué nos hemos mantenido y yo creo que la razón no es que hayamos tenido, digamos, una posición política rigurosa, sino, por la irreverencia y el humor negro que nos caracterizó, que ha hecho que nos podamos burlar de todo, de la realidad inmediata, pero comenzando por burlarnos de nosotros mismos.

Conversación con el Poeta Jotamario Arbeláez

Por Gabriel Figueredo


Jotamario Arbeláez nació en Cali, Colombia, en 1940. Este poeta de la calle desertó de la educación formal antes de culminar el bachillerato. Años después recibirá un “Bachillerato Honoris Causa” Santa Librada College y además un Doctorado Honoris Causa por la universidad de Santiago de Cali.

Es cofundador de uno de los movimientos mayor trascendencia en el continente y el más importante de su país, el movimiento nadaísta. Su extensa obra es una muestra del poeta mordaz, irónico, que como el mismo dice, se mofa hasta de sí. Su primer libro, El profeta en su casa (1966) obtuvo el Premio Nacional de Poesía Oveja Negra y Golpe de Dados, con Mi reino por este mundo (1981). Además ha publicado: El libro rojo de rojas (1970), en colaboración con Elmo Valencia; la antología Doce poetas nadaístas de los últimos días (1986) y El espíritu erótico (1990), antología poética y pictórica realizada junto con Fernando Guinard. Ganó el Premio Nacional de Poesía Colcultura con La casa de la memoria en 1995. En 1999 ganó el Premio de Poesía del Instituto Distrital de Cultura con El cuerpo de ella. De este libro se hizo una edición bilingüe en París. En 2003, Editorial Aguilar publicó Nada es para siempre. Antimemorias de un nadaísta. Es columnista del periódico El Tiempo. Es ganador de la II Edición del Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora, con su libro “Paños menores”


El poeta sonríe y hace muecas mientras va leyendo sus poemas en el salón repleto de asientos rojos de la Cinemateca de San Felipe. Desde el público me hago cómplice de sus memorias. Cuando finalizó el recital me acerqué al poeta que sonreía y saludaba cordial. ¿Como vas?, me dijo. Muy bien maestro, le respondí mientras nos dábamos un apretón de manos. Así que como pude lo saque del circulo que lo rodeaba para conversar brevemente con él.

Gabriel Figueredo.- Por estos lados es muy conocido el movimiento nadaísta, y es por demás divertido recrearnos en historias que no sabemos si sean o no ciertas. Pero más allá de la ironía, se ve con respeto y mucha seriedad el planteamiento de fondo que lleva en sí esta vertiente literaria ¿Se podría decir que el movimiento nadaísta apuntaba más allá del hecho de la escritura?

Jotamario Arbeláez.- Mira, el movimiento nadaísta, que fue fundado en el año 1958, casi pudiéramos decir que en la prehistoria, pues tenemos un año más que la Revolución Cubana, cinco años mas que las FARC y seis mas que los Rolling Stones, pues en realidad ha sido un fenómeno insólito dentro de las letras latinoamericanas. Tiene usted razón al manifestar que fuimos mas allá del concepto literario, casi podría decirse que el movimiento nadaísta fue más que un movimiento literario fue un movimiento social. Por qué, porque lo asumimos jóvenes, mejor dicho éramos menores de edad de clase media baja y de provincia, no había una nadaísta de Bogotá, y nos propusimos deshipotecar el país de todas esas influencias clericales y académicas que lo tenía acogotado… crear una manifestación literaria, poética y artística en general a partir de los parámetros de la vanguardia, y naturalmente era vanguardia tardía, porque los movimientos de vanguardia europea habían surgido en los años 20, pero de todas maneras era necesario oxigenar el ambiente cultural de nuestra región mediante el escándalo, en realidad digamos que escándalo, la sorpresa, la irreverencia. Muy pronto nos dimos a conocer siendo muy jóvenes y llegamos a representar el país con mas importancia en el exterior sobre todo en las revistas de vanguardia de México, como “El zorro emplumado”, de buenos aires la revista “Excontemporaneos”, y tuvimos, digamos, repercusiones en otros países con movimientos paralelos, como sucedió en Venezuela con el grupo “El techo de la ballena”, uno de cuyo representante principal es Juan Calzadilla el homenajeado d en el VI Festival Mundial de Poesía.

GF.- Se comentan muchas historias sobre ustedes. ¿Qué tan cierto es eso que se comenta por ahí que algunos de ustedes entraron a una iglesia y tomaron parte de la indumentaria, algo así como una copa y luego se fueron a beber el vino y las ostias de la iglesia en un parque cercano a ella?.

JA.- No, no… era 1960 creo, el asalto a misión, construida (la iglesia) por unos curas españoles en la catedral metropolitana de Medellín, hacia la cual, a la misa de gallos o sea la misa de media noche, asistieron algunos de los nadaístas, seis de ellos que venían de una fiesta. Estaban prácticamente, como decimos nosotros, “tronados”; y dicen ellos que sobre todo era para escuchar los coros de música gregoriana. Pero a uno de ellos se le ocurrió invitar a los demás a comulgar. Como venían pasados de pepas y nectalina, seguramente no tenían saliva en la lengua, entonces no les pasaron las ostias. Uno la guardó en el pañuelo de la novia, otro en la camisa, pero a uno se le cayó y para que la gente no viera la tapó con el piecito, entonces algún sapo se dio cuenta y grito sacrilegio. Los persiguieron pues como en la edad media por todas las calles hasta capturarlos. Los pusieron en la cárcel. Y a uno de ellos, que era el poeta Darío Lemos, treinta años después le dio gangrena en un pie, prácticamente se le cayó, se le pudrió la patíca. Yo le pregunte, poeta ¿fue con esa patíca que usted pisó la ostia? Y el me dijo, si hermano, pero debe ser coincidencia porque no creo que las ostias sean tan infecciosas.

GF.- Usted, y algunos de su generación, son considerados referencias obligatorias de la literatura colombiana por las nuevas generaciones ¿Cómo ha sido para ustedes mantenerse en el tiempo como movimiento, con la responsabilidad que implica el hecho de ser una referencia para todas las generaciones que les han sucedido?

JA.- Tienes toda la razón, en realidad como este movimiento se creó como un movimiento experimental de vanguardia, pues eso por lo general no dura en el tiempo, el mismo techo de la ballena de Venezuela duró unos tres o cuatro años, claro la perpetuación de su obra se ha mantenido, pero digamos como cohesión si no se mantuvo. En nuestro caso siendo que Gonzalo Arango el fundador, que era también el aglutinante, desapareció hace treinta y tres años, fíjate que el año pasado cumplimos 50 y en realidad, con una mirada restrocpectiva, uno ve que esto es como una especie de ilusión, es un absurdo haber permanecido y haber tenido una influencia tan grande dentro de la juventud. La juventud de todas maneras siempre se manifiesta, por lo menos intrigada, sobre como eran los parámetros del nadaismo y porqué nos hemos mantenido y yo creo que la razón no es que hayamos tenido, digamos, una posición política rigurosa, sino, por la irreverencia y el humor negro que nos caracterizó, que ha hecho que nos podamos burlar de todo, de la realidad inmediata, pero comenzando por burlarnos de nosotros mismos.

 

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