jueves, 26 de marzo de 2009

Rafael Garrido














Estas son las palabras de Rafael Garrido, un poeta querido, impregnado de libros y panes. Un hombre silencioso y de particulares modos. Este, es un dialogo de papel que sostuvo con, la también querida, Isabela Garrido Barboza.

"En la segunda mitad del siglo XIX, se da inicio, para mí, a lo que podríamos llamar poesía yaracuyana, la cual, para Orlando Barreto, es una licencia sólo para mencionar algunos nombres de una poesía regional que tradicionalmente ha sido, para mí, subversiva; menciono entre otros poetas en medio de la Guerra federal, a su iniciador: Marcelino Yépez, humilde maestro de escuela que daba clases en Urachiche, todavía no había llegado el romanticismo, luego vinieron otros poetas, es decir, se agregaron otros nombres no menos populares que subversivos.

Desde “Rendija” y “La Oruga Luminosa” —una revista que marcó o dejó una huella en la vida política y literaria de la región— no tenía conocimiento de otro grupo de jóvenes que se agruparan alrededor de una idea estética, ética y subversiva como lo vienen haciendo Verbos Subversivos.

En cuanto a qué les puedo aconsejar yo a estos muchachos, bueno, no sé, no me gusta dar consejos a nadie, menos aún a jóvenes que lo que necesitan es dinero para publicar, más nada. Sin embargo, me atrevo a recomendarles la lectura subversiva de “Cartas a un joven poeta” de Rainer María Rilke, sobre todo donde le dice al señor Kappus, cito de memoria: “Nadie lo puede aconsejar ni ayudar salvo usted mismo: descienda usted sobre sí mismo, y si después de este descenso descubre usted que sus versos hunden raíces en su propio mundo interior, entonces no preguntará usted si sus versos son buenos o malos, pues verá en ellos su preciada voz natural, una voz propia, un trozo de vida”. Recomiendo este libro porque es bueno, porque no responde a un mero secretico, porque Rilke representa para mí el advenimiento de un nuevo socialismo en el siglo XXI. He leído y releído una y otra vez estas cartas del camarada Rilke y todavía me pregunto con asombro si el mundo interior está dentro o fuera de nosotros." Rafael Garrido













Estas son las palabras de Rafael Garrido, un poeta querido, impregnado de libros y panes. Un hombre silencioso y de particulares modos. Este, es un dialogo de papel que sostuvo con, la también querida, Isabela Garrido Barboza.

"En la segunda mitad del siglo XIX, se da inicio, para mí, a lo que podríamos llamar poesía yaracuyana, la cual, para Orlando Barreto, es una licencia sólo para mencionar algunos nombres de una poesía regional que tradicionalmente ha sido, para mí, subversiva; menciono entre otros poetas en medio de la Guerra federal, a su iniciador: Marcelino Yépez, humilde maestro de escuela que daba clases en Urachiche, todavía no había llegado el romanticismo, luego vinieron otros poetas, es decir, se agregaron otros nombres no menos populares que subversivos.

Desde “Rendija” y “La Oruga Luminosa” —una revista que marcó o dejó una huella en la vida política y literaria de la región— no tenía conocimiento de otro grupo de jóvenes que se agruparan alrededor de una idea estética, ética y subversiva como lo vienen haciendo Verbos Subversivos.

En cuanto a qué les puedo aconsejar yo a estos muchachos, bueno, no sé, no me gusta dar consejos a nadie, menos aún a jóvenes que lo que necesitan es dinero para publicar, más nada. Sin embargo, me atrevo a recomendarles la lectura subversiva de “Cartas a un joven poeta” de Rainer María Rilke, sobre todo donde le dice al señor Kappus, cito de memoria: “Nadie lo puede aconsejar ni ayudar salvo usted mismo: descienda usted sobre sí mismo, y si después de este descenso descubre usted que sus versos hunden raíces en su propio mundo interior, entonces no preguntará usted si sus versos son buenos o malos, pues verá en ellos su preciada voz natural, una voz propia, un trozo de vida”. Recomiendo este libro porque es bueno, porque no responde a un mero secretico, porque Rilke representa para mí el advenimiento de un nuevo socialismo en el siglo XXI. He leído y releído una y otra vez estas cartas del camarada Rilke y todavía me pregunto con asombro si el mundo interior está dentro o fuera de nosotros." Rafael Garrido

lunes, 23 de marzo de 2009

En el barrio Andrés Eloy Blanco

Con el apoyo del profesor Alexander Camacaro, Coordinador de Cultura de la Alcaldía del municipio San Felipe, y su equipo de trabajo, se llevó a cabo el evento en la comunidad Andrés Eloy Blanco. La actividad dio inicio con un recital en la calle principal de la comunidad, donde algunos de sus habitantes se fueron acercando tímidamente. Otros, por su parte, prefirieron “mirar los toros de lejos”, pues a muchos de ellos la cotidianidad delictiva les a condicionado al encierro.

Una vez terminado el recital se presentó una agrupación llamada “Cuerdas Calientes” Guitarra, requinto, cuatro y mandolina fueron suficientes para alegrarnos la jornada, y en mi caso, darme un paseo por los años de la infancia cuando mi papá compartía con sus amigos entre rones, diablos sueltos, y la algarabía de músicos de pueblo. Fue altamente significativo compartir con estos cuatro poetas de las cuerdas, hombres entrados en años, pero con una pasión por el arte, y es imposible no conmoverse con la pasión que ellos manifiestan por lo que hacen.

Para mayor sorpresa nos prepararon un suculento sancocho, que al termino de la actividad fue acompañado con apropiados líquidos amarillos, en las tertulias precisas del después.


















































































































































































































































































































































































































































































































Con el apoyo del profesor Alexander Camacaro, Coordinador de Cultura de la Alcaldía del municipio San Felipe, y su equipo de trabajo, se llevó a cabo el evento en la comunidad Andrés Eloy Blanco. La actividad dio inicio con un recital en la calle principal de la comunidad, donde algunos de sus habitantes se fueron acercando tímidamente. Otros, por su parte, prefirieron “mirar los toros de lejos”, pues a muchos de ellos la cotidianidad delictiva les a condicionado al encierro.

Una vez terminado el recital se presentó una agrupación llamada “Cuerdas Calientes” Guitarra, requinto, cuatro y mandolina fueron suficientes para alegrarnos la jornada, y en mi caso, darme un paseo por los años de la infancia cuando mi papá compartía con sus amigos entre rones, diablos sueltos, y la algarabía de músicos de pueblo. Fue altamente significativo compartir con estos cuatro poetas de las cuerdas, hombres entrados en años, pero con una pasión por el arte, y es imposible no conmoverse con la pasión que ellos manifiestan por lo que hacen.

Para mayor sorpresa nos prepararon un suculento sancocho, que al termino de la actividad fue acompañado con apropiados líquidos amarillos, en las tertulias precisas del después.


















































































































































































































































































































































































































































































































martes, 17 de marzo de 2009

Historias de mujeres y ciudades



Carolina Lozada

Por Gabriel Figueredo






La ciudad es una gran maraña de hilos. Hilos que nos conectan a las vidas vecinas, a la cotidianidad de los transeúntes, a los goces y a las inapetencias del coro que canta la banda sonora de nuestras cotidianidades. “Historia de mujeres y ciudades” es un atinado acercamiento a esa realidad, cada vez menos imperceptible. Pero no hace la autora referencia a la ciudad como el simple complejo urbanístico en el que habitamos hoy, hace referencia más bien a la ciudad como asunto sociológico y juega con ese elemento para recrear nuestras mentes en diferentes contextos. Puede bien, arrastrarnos entre el humo y las maldiciones de Chernobil. Nos hace correr en los predios de una Varsovia del 39’ con las rodillas rojas y los zapatos desechos. Nos hace amar en silencio a cada mujer de sus historias; ellas, agobiadas en las sociedades que nunca alcanzan a comprenderlas, encontrarán en cada cuento la posibilidad de ser autenticas en medio de las generalidades.

Y es que son precisamente esas características tan generales las que nos permiten reconocernos en quienes prescinden de ellas, sin importar que residan en Hamburgo, Madrid, Buenos Aires o Caracas. Carolina lo asume, haciendo uso de una gran destreza narrativa, y se convierte en un espejo profundo para ver el rostro desdoblado de una alta cantidad de mujeres y de ciudades.

Uno de los elementos más interesantes del libro, a mí entender, es el juego de las historias paralelas. Historias que parecen estar zurcidas entre si, al tiempo que se van alejando en sus agonías particulares. Un buen ejemplo, de lo antes planteado sobre las entrecruzadas cuerdas que nos unen y los despojos del alma, es el primer cuento del libro: Historias vecinas del cual podemos leer una porción en este momento.


“Obsesionado por la idea de otra dimensión, el matemático tomó su cuaderno de notas, dibujó un moebius y escribió: Estoy convencido de que el otro lado existe. Se asomó al balcón, sonrió, tomó aire y se lanzó. En su habitación la música siguió sonando y la gota de agua cayendo.”

“Cuando los policías se disponían a meter al hombre esposado a la patrulla, vieron estremecidos un cuerpo en caída libre desde un sexto piso. Inmediatamente se produjo el tumulto público. Las fuerzas de seguridad trataron de despejar el lugar de curiosos.
La mujer baja corriendo las escaleras, mira con ojos de desprecio al hombre apresado. Luego se acerca al cuerpo sin vida y reconoce al hombre de la cajita de música. Se aleja perturbada. La patrulla pasa a su lado y el hombre del asiento trasero la mira con ojos suplicantes de perdón. Ella pasa invisible entre los curiosos, se mete en su apartamento. Se aproxima a la nevera, saca una cerveza, la destapa y se asoma al balcón.”

Haciendo gala de elementos altamente poéticos, Carolina Lozada, nos muestra la cara del abandono, y la disconformidad con la vida no deseada, llegando a proponer el suicidio como un elemento reiterativo en varios cuentos. Y es posible ver en estos las ideas de Schopenhauer, pues estos personajes no parecen renunciar a la vida, sino afirmarla con energía. Desean vivir, pero no en las condiciones miserables que los envuelven.

Fragmento del cuento “Peces ahogados”

“un grito ahogado se introdujo en el mar. El cuerpo tendido boca abajo, de cara a los seres submarinos, buscaba dejar de respirar. Ahogada de llanto se fue introduciendo en las paredes submarinas. Veía las luces del auto embriagado, veía el rostro aterrado de Marcos y con los pulmones hundidos en el mar le decía: el corazón de una madre es tan grande como una ballena, pero cuando pierde a su hijo se vuelve tan chico como el de una pequeña sardina. No te dejaré solo mi pequeño pez”



Además de los cuentos citados anteriormente hay que destacar otros que sobresalen del entramado de papel. Quizás por Helechos rojos, labios de charol, Alicia en Varsovia, las flores de patricia, Doge 74, Orgasmo Almodóvar y Tango a oscuras, entre otros, Historia de mujeres y ciudades fue galardonado en el concurso de Narrativa “Salvador Garmendia” mención publicación en el año 2006.




Ojos de ciudad
a Carolina Lozada


He visto la ciudad con tus ojos desnudos
he caminado contigo mientras me veo en la otra acera
jugando a ser citadino
jugando a ser gente importante
a ser fotógrafo, científico, músico

jugando a ser poeta enamorado
comprador de rosas muertas
en el hastío de las noches
pobladas de comandos despóticos

por dios que me he mirado en tus ojos de ciudad
en tus ojos de mujer precisa.


Carolina Lozada

Por Gabriel Figueredo






La ciudad es una gran maraña de hilos. Hilos que nos conectan a las vidas vecinas, a la cotidianidad de los transeúntes, a los goces y a las inapetencias del coro que canta la banda sonora de nuestras cotidianidades. “Historia de mujeres y ciudades” es un atinado acercamiento a esa realidad, cada vez menos imperceptible. Pero no hace la autora referencia a la ciudad como el simple complejo urbanístico en el que habitamos hoy, hace referencia más bien a la ciudad como asunto sociológico y juega con ese elemento para recrear nuestras mentes en diferentes contextos. Puede bien, arrastrarnos entre el humo y las maldiciones de Chernobil. Nos hace correr en los predios de una Varsovia del 39’ con las rodillas rojas y los zapatos desechos. Nos hace amar en silencio a cada mujer de sus historias; ellas, agobiadas en las sociedades que nunca alcanzan a comprenderlas, encontrarán en cada cuento la posibilidad de ser autenticas en medio de las generalidades.

Y es que son precisamente esas características tan generales las que nos permiten reconocernos en quienes prescinden de ellas, sin importar que residan en Hamburgo, Madrid, Buenos Aires o Caracas. Carolina lo asume, haciendo uso de una gran destreza narrativa, y se convierte en un espejo profundo para ver el rostro desdoblado de una alta cantidad de mujeres y de ciudades.

Uno de los elementos más interesantes del libro, a mí entender, es el juego de las historias paralelas. Historias que parecen estar zurcidas entre si, al tiempo que se van alejando en sus agonías particulares. Un buen ejemplo, de lo antes planteado sobre las entrecruzadas cuerdas que nos unen y los despojos del alma, es el primer cuento del libro: Historias vecinas del cual podemos leer una porción en este momento.


“Obsesionado por la idea de otra dimensión, el matemático tomó su cuaderno de notas, dibujó un moebius y escribió: Estoy convencido de que el otro lado existe. Se asomó al balcón, sonrió, tomó aire y se lanzó. En su habitación la música siguió sonando y la gota de agua cayendo.”

“Cuando los policías se disponían a meter al hombre esposado a la patrulla, vieron estremecidos un cuerpo en caída libre desde un sexto piso. Inmediatamente se produjo el tumulto público. Las fuerzas de seguridad trataron de despejar el lugar de curiosos.
La mujer baja corriendo las escaleras, mira con ojos de desprecio al hombre apresado. Luego se acerca al cuerpo sin vida y reconoce al hombre de la cajita de música. Se aleja perturbada. La patrulla pasa a su lado y el hombre del asiento trasero la mira con ojos suplicantes de perdón. Ella pasa invisible entre los curiosos, se mete en su apartamento. Se aproxima a la nevera, saca una cerveza, la destapa y se asoma al balcón.”

Haciendo gala de elementos altamente poéticos, Carolina Lozada, nos muestra la cara del abandono, y la disconformidad con la vida no deseada, llegando a proponer el suicidio como un elemento reiterativo en varios cuentos. Y es posible ver en estos las ideas de Schopenhauer, pues estos personajes no parecen renunciar a la vida, sino afirmarla con energía. Desean vivir, pero no en las condiciones miserables que los envuelven.

Fragmento del cuento “Peces ahogados”

“un grito ahogado se introdujo en el mar. El cuerpo tendido boca abajo, de cara a los seres submarinos, buscaba dejar de respirar. Ahogada de llanto se fue introduciendo en las paredes submarinas. Veía las luces del auto embriagado, veía el rostro aterrado de Marcos y con los pulmones hundidos en el mar le decía: el corazón de una madre es tan grande como una ballena, pero cuando pierde a su hijo se vuelve tan chico como el de una pequeña sardina. No te dejaré solo mi pequeño pez”



Además de los cuentos citados anteriormente hay que destacar otros que sobresalen del entramado de papel. Quizás por Helechos rojos, labios de charol, Alicia en Varsovia, las flores de patricia, Doge 74, Orgasmo Almodóvar y Tango a oscuras, entre otros, Historia de mujeres y ciudades fue galardonado en el concurso de Narrativa “Salvador Garmendia” mención publicación en el año 2006.




Ojos de ciudad
a Carolina Lozada


He visto la ciudad con tus ojos desnudos
he caminado contigo mientras me veo en la otra acera
jugando a ser citadino
jugando a ser gente importante
a ser fotógrafo, científico, músico

jugando a ser poeta enamorado
comprador de rosas muertas
en el hastío de las noches
pobladas de comandos despóticos

por dios que me he mirado en tus ojos de ciudad
en tus ojos de mujer precisa.

jueves, 12 de marzo de 2009

Alfonsina Piña, ejemplo joven de amor a la poesía


Por Lisbella Páez



En el panorama yaracuyano de la literatura, irrumpe desde hace unos años, la poesía escrita por jóvenes.

Son referencia para estos espacios, los talleres iniciados por Gabriel Jiménez, el Festival de Poesía Liceísta organizado desde el Ateneo de San Felipe, el Encuentro de Poetas, las actividades realizadas dentro del marco de la Feria del Libro que han abierto espacios para jóvenes voces, esto al parecer contribuye a que la poesía deje de ser considerada un género menor.
Es cierto que muchos jóvenes detestan la poesía, entre otras cosas, porque no la entienden y la ven como una literatura hermética, difícil o rebuscada.

La responsabilidad reside, en gran medida, en los mediadores. Es ahí donde los padres y el docente, si quiere que sus alumnos lean poesía, debe aportar otras opciones.

Un caso muy específico de amor a la poesía a temprana edad es Alfonsina Piña, quien tiene 19 años.

INICIOS EN LA LITERATURA

Alfonsina cuenta con el apoyo de su familia y lee mucho. Comenzó cuando su papa le regaló a los 13 años El Principito y La vuelta al mundo en 80 días, de Julio Verne. El primer autor de novela que leyó fue a Emilio Sola, “fue un libro que mi papá saco de la biblioteca de Guama y me lo llevó para que lo leyera”, recuerda.
Se graduó en el 2008 de bachiller y entro al introductorio de la Aldea de San José en Comunicación Social en la Universidad Bolivariana de Venezuela, hizo el trayecto inicial, que es como un propedéutico, duró cuatro meses pero no le gusto allí y hace una semana se retiró. Piensa volver a los estudios universitarios, no ahí pero sí en la Uney; aspira al graduarse hacer una maestría en literatura en Trujillo.

LA MUSA

Ha escrito mucho, y quiere sacar un libro de 20 poemas y llamarlo Manojo de
Ensueños, con poemas viejos y los más nuevos.

Su participación en recitales se inició hace unos tres años; hubo uno en Guama en un evento en la Casa de la Cultura y su papá la llevo y leyó, después fue a un círculo literario en Nirgua, luego fue con su padre a Chivacoa y ya va sola cuando al invitan a recitar.

SU VIDA

Alfonsina nació en el Hospital de San Felipe es la menor de cuatro hermanos uno ya fallecido, y vive en Guama (municipio Sucre) pues su familia proviene de Campo Nuevo. Desde su casa la invitaron a leer desde niña.

Estudio kínder en el preescolar José Tomas González, primero a sexto grado en el mismo plantel, y primero y segundo año en el Carmelo Fernández del cual por una pelea con una joven de cuarto año fue suspendida por tres días y no quiso volver. “Me sentía humillada, con mucha pena. Pero eso lo superé, ahora no me gusta discutir con nadie, pienso que la mejor pelea es la que se evita” reflexiona.

Como no quiso volver al liceo la inscribieron en tercer año en el de Campo Nuevo. En esos días “yo le caía mal a la gente, era muy chocante, echona, todo era yo; escuchaba música reggae, rock y me vestía extraño con pantalones muy anchos y usaba la camisa por fuera. En el liceo siempre me decían ‘métase la camisa’ pero era un poco rebelde, me pintaba los ojos y la boca de negro”, comenta.

Cuarto y quinto año tuvo que hacerlo en el nocturno de Guama, porque ya a los 15 años tenía un bebé, de quien fuera su novio desde los 13 años. Durante el embarazo decidió dejar de estudiar y lo pasó en su casa junto al papa del niño, pues pensaba tener una familia, pero no se entendieron quizás por lo joven y se separaron.

SU OBRA

Al principio le escribió al amor, un poema es El Lago de los Muertos.

A continuación un fragmento de otro poema, Semblanza a Safo:

“Estarán muertas las pasionarias
Oh mi tormentoso amor
cuando el suspiro fugaz esté vejado
y las umbrías dolientes”.

Cuando se separó del papá del bebé comenzó a escribir mayor profundidad, como ella misma lo cataloga. De esos días escribió:

“Estupefacta los dolores del ámbar
rompe misteriosamente el cielo de cristal
discerniendo las bruselas , y el clarín
deja el trasfondo sumiso en el viento
donde las carnes son de arrebol”.

Ahora ha cambiado su manera de escribir, le inspira la decadencia del mundo, sobre la capa de ozono escribió Ni una sola palabra:

“Cuando mueran hambrientas las montañas
casi arrebatadas mudas y sin oído
será la altura liviana en el trozo anónimo de las palabras”.

Otra fuente de inspiración es su hijo José Gregorio Colmenares, quien anda ya por los cuatro años y cursa el primer nivel de educación inicial y a quien escribió Abrazo de Sol:

“El sol abrazó a la ola
y el niño sostenido sobre la arena
sonrió, sus ojos eran céfiros lacrimógenos
como enjambres ruborizados en rebeldía.
yo; contrapuesta y vista
por las coladas columnas
de aquellos enigmas abarrigados de palmeras
lo miré”.
A lo mejor estaba palidecida
como un huracán batiente
para no comprender aquel momento”.

En la mañana lleva el niño al preescolar y va a un cyber a transcribir lo nuevo y se va a la casa a leer.

Su escritora preferida es Safo de Lesbos, porque es muy clara.


Lisbella Páez



Publicado en el diario Yaracuy al día el 12 de marzo de 2009
http://www.yaracuyaldia.com/?page=noticia&id=39316

Por Lisbella Páez



En el panorama yaracuyano de la literatura, irrumpe desde hace unos años, la poesía escrita por jóvenes.

Son referencia para estos espacios, los talleres iniciados por Gabriel Jiménez, el Festival de Poesía Liceísta organizado desde el Ateneo de San Felipe, el Encuentro de Poetas, las actividades realizadas dentro del marco de la Feria del Libro que han abierto espacios para jóvenes voces, esto al parecer contribuye a que la poesía deje de ser considerada un género menor.
Es cierto que muchos jóvenes detestan la poesía, entre otras cosas, porque no la entienden y la ven como una literatura hermética, difícil o rebuscada.

La responsabilidad reside, en gran medida, en los mediadores. Es ahí donde los padres y el docente, si quiere que sus alumnos lean poesía, debe aportar otras opciones.

Un caso muy específico de amor a la poesía a temprana edad es Alfonsina Piña, quien tiene 19 años.

INICIOS EN LA LITERATURA

Alfonsina cuenta con el apoyo de su familia y lee mucho. Comenzó cuando su papa le regaló a los 13 años El Principito y La vuelta al mundo en 80 días, de Julio Verne. El primer autor de novela que leyó fue a Emilio Sola, “fue un libro que mi papá saco de la biblioteca de Guama y me lo llevó para que lo leyera”, recuerda.
Se graduó en el 2008 de bachiller y entro al introductorio de la Aldea de San José en Comunicación Social en la Universidad Bolivariana de Venezuela, hizo el trayecto inicial, que es como un propedéutico, duró cuatro meses pero no le gusto allí y hace una semana se retiró. Piensa volver a los estudios universitarios, no ahí pero sí en la Uney; aspira al graduarse hacer una maestría en literatura en Trujillo.

LA MUSA

Ha escrito mucho, y quiere sacar un libro de 20 poemas y llamarlo Manojo de
Ensueños, con poemas viejos y los más nuevos.

Su participación en recitales se inició hace unos tres años; hubo uno en Guama en un evento en la Casa de la Cultura y su papá la llevo y leyó, después fue a un círculo literario en Nirgua, luego fue con su padre a Chivacoa y ya va sola cuando al invitan a recitar.

SU VIDA

Alfonsina nació en el Hospital de San Felipe es la menor de cuatro hermanos uno ya fallecido, y vive en Guama (municipio Sucre) pues su familia proviene de Campo Nuevo. Desde su casa la invitaron a leer desde niña.

Estudio kínder en el preescolar José Tomas González, primero a sexto grado en el mismo plantel, y primero y segundo año en el Carmelo Fernández del cual por una pelea con una joven de cuarto año fue suspendida por tres días y no quiso volver. “Me sentía humillada, con mucha pena. Pero eso lo superé, ahora no me gusta discutir con nadie, pienso que la mejor pelea es la que se evita” reflexiona.

Como no quiso volver al liceo la inscribieron en tercer año en el de Campo Nuevo. En esos días “yo le caía mal a la gente, era muy chocante, echona, todo era yo; escuchaba música reggae, rock y me vestía extraño con pantalones muy anchos y usaba la camisa por fuera. En el liceo siempre me decían ‘métase la camisa’ pero era un poco rebelde, me pintaba los ojos y la boca de negro”, comenta.

Cuarto y quinto año tuvo que hacerlo en el nocturno de Guama, porque ya a los 15 años tenía un bebé, de quien fuera su novio desde los 13 años. Durante el embarazo decidió dejar de estudiar y lo pasó en su casa junto al papa del niño, pues pensaba tener una familia, pero no se entendieron quizás por lo joven y se separaron.

SU OBRA

Al principio le escribió al amor, un poema es El Lago de los Muertos.

A continuación un fragmento de otro poema, Semblanza a Safo:

“Estarán muertas las pasionarias
Oh mi tormentoso amor
cuando el suspiro fugaz esté vejado
y las umbrías dolientes”.

Cuando se separó del papá del bebé comenzó a escribir mayor profundidad, como ella misma lo cataloga. De esos días escribió:

“Estupefacta los dolores del ámbar
rompe misteriosamente el cielo de cristal
discerniendo las bruselas , y el clarín
deja el trasfondo sumiso en el viento
donde las carnes son de arrebol”.

Ahora ha cambiado su manera de escribir, le inspira la decadencia del mundo, sobre la capa de ozono escribió Ni una sola palabra:

“Cuando mueran hambrientas las montañas
casi arrebatadas mudas y sin oído
será la altura liviana en el trozo anónimo de las palabras”.

Otra fuente de inspiración es su hijo José Gregorio Colmenares, quien anda ya por los cuatro años y cursa el primer nivel de educación inicial y a quien escribió Abrazo de Sol:

“El sol abrazó a la ola
y el niño sostenido sobre la arena
sonrió, sus ojos eran céfiros lacrimógenos
como enjambres ruborizados en rebeldía.
yo; contrapuesta y vista
por las coladas columnas
de aquellos enigmas abarrigados de palmeras
lo miré”.
A lo mejor estaba palidecida
como un huracán batiente
para no comprender aquel momento”.

En la mañana lleva el niño al preescolar y va a un cyber a transcribir lo nuevo y se va a la casa a leer.

Su escritora preferida es Safo de Lesbos, porque es muy clara.


Lisbella Páez



Publicado en el diario Yaracuy al día el 12 de marzo de 2009
http://www.yaracuyaldia.com/?page=noticia&id=39316

miércoles, 11 de marzo de 2009

Plaza y poesía

Entre la multitud cotidiana, las vendedoras de piel sudada, los “canapiales” y los acostumbrados ancianos de la plaza José Joaquín Veros, mejor conocida como plaza Junín llevamos a cabo una toma poética de la plaza antes referida. “La ciudad es poesía” es la consigna que nos convoca a los espacios públicos, no solo a leer sino, a dejar un nuevo elemento dentro del paisaje urbano. Así que con aerógrafo y pincel en mano el Artista Plástico Sergio Rivero coordinó la elaboración de dos murales. Uno con un mensaje ecologico y otro con una caricatura y un poema del poeta sanfelipeño Manuel Barreto. Además colaboraron para tal fin los artistas Felipe Montes y Rubén Telles. Para la realización de esta actividad contamos con la colaboración de la Dirección de Cultura de la Alcaldía del municipio San Felipe, dirigida por el Prof. Alexander Camacaro y su equipo de trabajo, quienes no solo contribuyeron con la logística, sino que fueron parte activa de la jornada.


































Entre la multitud cotidiana, las vendedoras de piel sudada, los “canapiales” y los acostumbrados ancianos de la plaza José Joaquín Veros, mejor conocida como plaza Junín llevamos a cabo una toma poética de la plaza antes referida. “La ciudad es poesía” es la consigna que nos convoca a los espacios públicos, no solo a leer sino, a dejar un nuevo elemento dentro del paisaje urbano. Así que con aerógrafo y pincel en mano el Artista Plástico Sergio Rivero coordinó la elaboración de dos murales. Uno con un mensaje ecologico y otro con una caricatura y un poema del poeta sanfelipeño Manuel Barreto. Además colaboraron para tal fin los artistas Felipe Montes y Rubén Telles. Para la realización de esta actividad contamos con la colaboración de la Dirección de Cultura de la Alcaldía del municipio San Felipe, dirigida por el Prof. Alexander Camacaro y su equipo de trabajo, quienes no solo contribuyeron con la logística, sino que fueron parte activa de la jornada.


































 

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